Cuando te encantan las echeverias con forma de rosas, cuidar la echeveria Glauca o Pumila es una de las maneras más sencillas de iniciarse en este hobby.
La echeveria secunda Glauca es una de las mejores para empezar a cuidar suculentas, porque lo único que da son satisfaccciones. Con ella conseguirás un montón de hijuelos, que puedes vender, o hacer arreglos maravillosos con ellos. Además, también puedes dejarlos en la maceta con la echeveria mamá, y conseguirás un rosetón de secundas maravilloso.
No voy a entretenerme más, y te cuento cómo cuido yo a mi echeveria Secunda Glauca o Pumila.
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Cómo cuidar la echeveria Secunda Glauca
Esta echeveria es una de las que más variaciones de nombres recibe. La razón de esto es la gran cantidad de híbridos y especies con diferencias muy poco notables, que hicieron posible todas estas denominaciones.
Así que si no estás seguro de si tu echeveria es una secunda Glauca, no te extrañes, porque hay tantas variaciones simplemente por forma de hoja, más ancha o estrecha, ápice más cerrado o abierto, y en su color, porque algunas son más verdes que otras, e incluso, algunas son más pruinosas que otras. Todas estas variaciones hicieron que se registraran como plantas diferentes, pero que en estudios posteriores se demostró que se trataba de la misma plantita.
Es una echeveria nativa de México. Esta echeveria tiene un tallo corto, que hace muy fácil la formación de rosetas en forma de alfombra, y es bastante difícil que desarrolle un tallo largo. Salvo que se produzca la etiolación, por falta de sol, o que sea una planta antigua y que ha crecido demasiado.
En estos casos, no me ando con rodeos, y creo que la mejor opción para que siga luciendo muy bonita, es decapitarla. De esta manera obtendrás más hijitos, y conservarás a la planta madre por más tiempo.
Las rosetas de esta suculenta son compactas, con forma ovalada. Aunque como ya te he dicho anteriormente, la forma de sus hojas puede variar de unos ejemplares a otros.
Florece en primavera y verano, con flores en forma de campanilla, de un color anaranjado. Son muy bonitas, como casi todas las echeverias. Pero si ya me conoces desde hace un tiempo, soy más partidaria de cortar los escapos florales por múltiples razones.
Sustrato de la echeveria Pumila
Como en el caso de las echeverias y otras suculentas, las necesidades de sustrato son especialmente minerales. Por eso, preparo un sustrato como te conté en el artículo sobre el sustrato para suculentas, utilizando púmice, o perlita, mezclado con tierra negra, humus de lombriz, y consiguiendo que la mezcla sea ligera, porosa y no se apelmace.
Es fundamental que no sea un sustrato de tierra muy dura, sino que permita que las raíces se expandan con libertad en toda la maceta. De otra manera, podrían colapsarse y evitar que los nutrientes lleguen a las hojas de la planta.
Cómo riego a la Echeveria Secunda
Dependiendo de la época del año, y el lugar donde te encuentres, deberás regar más o menos. Como siempre, es muy importante que compruebes si el sustrato está completamente seco, y si las hojas de la suculenta están muy duras. Esto quiere decir que acumula mucha agua, y por tanto, no será necesario regar todavía.
En el clima en que me encuentro, llego a regar esta echeveria 3 veces a la semana en verano, y quizás una vez cada quince días en temporada de invierno. Por eso, te animo a que observes a tus plantitas, y no sigas normas de regado que te indican otras personas. Comprueba tu sustrato, con un palito, si es necesario, y añade el agua que necesite.
Es una echeveria con las hojas no demasiado gruesas, por eso quizás sus necesidades de agua sean más abundantes que otras suculentas con hojas más gorditas.
Clima y temperaturas para cuidar la echeveria Glauca
Es una echeveria todo terreno, porque la tengo a la intemperie y tolera muy bien tanto el frío como el calor. En invierno llegamos a veces a los -3º C bajo cero, y siempre se ha mantenido perfecta. Además, en verano llegamos a los 40 grados, y tampoco tiene problema.
Siempre que se encuentre muy bien aclimatada, no sufre ningún percance.
